Seguro que llama la atención hablar de la palabra presupuesto y que “salga de adentro” … ¿pero a qué nos referimos con ello?
Hablar del presupuesto es un arma poderosa al momento de planificar nuestra vida, nuestro hogar, programar esos consumos cuando no se cuenta con una solvencia privilegiada y más aún cuando hay circunstancias que no están bajo nuestro control pero que no por ello debemos dejar a un lado.
Hay una realidad que ha tocado a muchos hogares en tiempos presentes:
Economía contraída, incremento de desempleo, cambio en las rutinas escolares que ha implicado adquirir computadoras, teléfonos inteligentes para nuestros hijos, contratar servicios de internet en los hogares, y todo esto implica desembolso de dinero o endeudamiento.
Sin embargo, el ser humano, en su acervo cultural, por más que esté atravesando una situación económica difícil, no quiere dejar a un lado las compras características navideñas, esos “cariñitos” que damos a nuestros hijos, a la familia, a nuestra comunidad afectiva, compañeros de trabajo, por pequeño que sea el detalle.
¿CUÁLES DEBEN SER LAS PRIORIDADES?
Abraham Maslow, filósofo creador de la Teoría Motivacional, decía que nuestras necesidades debíamos manejarlas en forma piramidal, es decir “arroparnos con la manta hasta que nos alcanzara” y hasta tanto no satisficiéramos una necesidad básica, no deberíamos pretender abarcar una siguiente necesidad.
Si traducimos este enfoque -palabras más, palabras menos- lo que debemos tener en nuestro radar es que cuando no contamos con suficientes recursos económicos para cubrir nuestras necesidades básicas, hay que revisar a profundidad de qué forma podemos obtener ingresos para cubrir otras necesidades.
Si lo vemos con un ejemplo práctico, un primer nivel al que llamamos necesidades básicas representaría dormir, respirar, descansar, amar, cubrirnos de la intemperie más, sin embargo, hay que tener claro que todo ello no representa un consumo directo y un gasto.
A medida que vamos escalando la pirámide comienzan los consumos, los gastos apremiantes como alimentación, vivienda, salud, ahorro y de allí hacia siguientes peldaños aproximándonos a la calidad de vida, por lo que pasa a hacerse presente una palabrita llamada “status”:
Mientras más generamos ingresos, deseamos vivir mejor, con más calidad de vida, con lujos, y obteniendo insumos que pueda que no son imprescindibles, pero dan satisfacción, según la escala de valores de cada quien.
Todo esto, llevado al acontecer cotidiano, nos debe llevar a reflexionar, que un hogar con hijos menores de edad representa gastos en alimentación, escuela, salud, ahorro, vestido, calzado, y también teléfonos, suscripciones, tv privada, pólizas, impuestos y es entonces donde el PRESUPUESTO DEL HOGAR hace su estelar aparición.
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CONSCIENCIA Y MADUREZ, ¡SON LA CLAVE!
Cuando hablamos de un presupuesto que SALE DE ADENTRO, debemos visualizarlo como un estado de consciencia y madurez, para tener discernimiento al momento que éste sea distribuido.
Tenemos dos opciones: Quienes ganando lo mínimo ostentan a consumos lujosos, como equipos de alta tecnología, vehículos costosos, ropa de marca, salidas nocturnas, viajes, uso de tarjetas de crédito, etc. para luego andar dando saltos desesperados buscando quien les preste.
Y otro tipo de personas quienes prefieren programarse con compromiso y madurez emocional para afrontar con responsabilidad los gastos sin poner en riesgo su ingreso o pagar intereses innecesarios por financiamientos o endeudamientos.
El PRESUPUESTO DE GASTOS es fundamental en el hogar, y la opción adecuada es compartir en la relación de pareja, la lista de consumos y pagos mensuales asignándoles un monto promedio mensual, que posteriormente permita sentarse a revisar con detenimiento si la sumatoria de esos gastos son cubiertos por la sumatoria de ingresos del hogar.
De allí dependerá si suprimimos gastos o buscamos fuentes de ingreso adicionales.
Muchas veces nos llevamos sorpresas: Nos emocionamos en una extensa lista de sueños y deseos que luego nos llevan a una frustración ¿Por qué? Sencillamente porque todos queremos estirar el dinero, pero la realidad es otra, y cuando tenemos actitudes llenas de impulso no controlado, nos lleva a comprar, a consumir, poniendo en riesgo la estabilidad económica del hogar.
Sabemos que se acerca la temporada navideña, una vitrina nos entra por los ojos y quedamos como hechizados, pero si programamos nuestros consumos tendremos claridad de qué adquirir, cómo hacerlo, saber de cuánto se dispone y rendir para que dé para todo. Allí es donde la creatividad y habilidad se juegan el destino del consumo.
¿QUÉ HACEMOS ENTONCES?
- Detecta los gastos mensuales de la casa. Busca los recibos de pago mensual, suma los últimos doce meses y divídelo entre 12 para obtener un gasto promedio.
- Comienza a darles un orden según tus prioridades. Pueda que una familia no tenga hijos y sea importante una suscripción de periódico o revistas, como también una afiliación a un club, mientras que quienes tienen hijos pequeños deben atender necesidades pediátricas, ropa, escuela, etc.
- Recuerda trabajar con dos tipos de presupuesto: El ordinario mensual, es el que corresponde a los gastos frecuentes de todo hogar: Alimentación, hipoteca, pago de servicios públicos, salud, ahorro, educación, etc.
Pero no es menos importante trabajar el presupuesto anual, donde allí aparecen los proyectos que estiman, tal como viaje de vacaciones, una remodelación, un tratamiento médico perenne, y esas temporadas del año donde visitamos a la familia fuera de la ciudad, celebramos festividades, llega Navidad, los regalos, los estrenos, y donde la temporada nos mueve el corazón, nos lo ablanda, pero no sólo para demostrar amor y gratitud sino para excedernos en el gasto.
La mayor recomendación es revisar muy bien si tienen la posibilidad de afrontar esos gastos. De lo contrario, la creatividad y habilidad son una maravillosa alternativa de demostrar cariño, gratitud, de hacer sentir bien a tantos que están en soledad, que se sienten felices ante ese detalle que sorprende.
¿CÓMO ESTIRAR EL PRESUPUESTO NAVIDEÑO?
El mejor regalo para tu bolsillo está en utilizar lo que tengas en casa, en ser hábil para utilizar la ropa con accesorios que le den un aire diferente, pero sin restringirte a la moda que pasa y quedas con algo que seguro no te provocará usar o repetir.
Una opción viable y que a muchos gusta, es elaborar un dulce artesanal, hornear unas galletas decoradas, preparar una jalea, regalar una salsa para untar casera, confeccionar un adornito navideño para el árbol, inspirarse en hacer tarjetas con mensajes reflexivos, diseñar bolsitas decorativas…
Hoy en día contamos con ingeniosas creaciones en la internet, de donde podemos tomar ideas, hacer uso de material reciclable, aprovechar cosas que tenemos en casa, hacer uso de nuestra vena artística si la tenemos, para lograr un detalle que pueda hacer feliz a quienes amamos.
Es recomendable proyectar y crear al inicio de año el Presupuesto ANUAL, más, sin embargo, cuando el destino nos cambia el rumbo y nos hace girar en otra dirección, lo que menos debemos perder es la esperanza, la organización y la determinación de NO ENDEUDARNOS.
Ahora bien, si del presupuesto mensual sobrara algo y te propones ir ahorrando como lo hacían en tiempos pasados nuestros abuelos que ahorraban en sobres, es una posibilidad para adquirir eso que queremos dar, pero con la consciencia de que gastaremos lo que tenemos, sin endeudarnos.
Como ven, todo presupuesto, sea de temporada, anual o el mensual, debe salir de dentro de nuestro ser, de nuestro consumo RESPONSABLE, de nuestra fuerza de voluntad para no excedernos y de no perder el deseo de regalar amor, palabras de cariño y hacer sentir a quien amas, que, para ustedes, es valioso e importante.
Hasta el próximo compartir, y nuestro abrazo de afecto.
1 Comentario
No me alcanza el dinero... pero cómo me encanta gastar - Administra tu Hogar · 24 enero, 2022 en 8:51 pm
[…] El presupuesto navideño sale de adentro […]