Lo que se callan las parejas y trae problemas en la relación, no es lo mismo esconder lo que está mal, a ocultar porque se cometen imprudencias.
Un principio elemental en la convivencia conyugal es la discreción, algo que no es fácil para el sector femenino, tomando en cuenta que nacimos para ser paño de lágrimas de nuestras amigas de escuela, bautizadas como “confidentes”, hasta crear celos en nuestras madres porque dedicamos más tiempo a compartir con nuestro grupo que con la familia.
Pero cuando llega el momento de asumir nuestro rol de pareja, formar un hogar, creemos que a nuestro esposo les agradará que compartamos sus proyectos personales y lo que a ellos le pertenece con nuestras amigas del alma…
Más de un problema se ha formado porque algo que nos contaron con un “NO SE LO DIGAS A NADIE”, lo vulneramos confiando en nuestras amigas y vecinas que luego van repitiendo hasta llegar distorsionado a oídos de nuestra pareja.
Esto hace que la confianza en pareja se vaya desgastando, hasta el punto de no querer contar nada a nuestra pareja.
¡Qué malestar tan grande produce que lo que hablamos privadamente en casa, sea el tema del día en todo el entorno que nos rodea!
Muchas veces nos quejamos que no nos cuentan lo que sucede en la vida de nuestros esposos, pero hay que hilar fino en las causas:
O bien porque no sabemos guardar secretos y ellos se abstienen de decirnos, o porque sencillamente hay situaciones que se ocultan para evitar problemas.
Por eso el trabajo debe ser conjunto para que nuestro matrimonio crezca en madurez, prudencia y confianza.
Esto evitará males mayores que resquebrajen la relación afectiva. En más de una ocasión, a mi consulta llega el marido visiblemente molesto de que no comparte nada para evitar que toda la familia de ella se entere de algo que les pertenece.
Esto no sólo ocurre en una misma dirección, sólo que es más frecuente la mujer que todo lo cuenta pues el hombre por naturaleza y cultura, opina que “Cosas de hombres sólo les pertenece a ellos”.
Ser reservadas, estar atentas a lo que callan es tarea cotidiana en la relación.
Saber diferenciar evitará consecuencias nefastas. Mentir no es sano, pero en una relación afectiva, no siempre hay que contar absolutamente todo lo que acontece porque forma parte de lo que cada quien vive a diario.
Mi recomendación es que actúes con discernimiento en pro de la confianza en pareja: Comparte lo que sientas que es de interés, que te agrade contar o que sirva para enriquecer con tu testimonio, siempre y cuando no ocultes una inadecuada actuación que luego traerá arrepentimientos.
¿De qué te sirve ocultar, aquello que sólo Dios ve con claridad? ¿A quién engañas entonces?
Lamentablemente, la tecnología se está prestando para relaciones extramatrimoniales que pueden acabar con una relación de años y por ende, socavando la confianza en pareja.
Por eso, mientras aprendamos a llevar a Cristo en nuestro corazón, EL nos apartará de tentaciones y nos sabrá guiar por el camino de la verdad y el bien, siendo transparentes, actuando con criterio ético y buscando el entendimiento para no tener que ocultar algo que forma parte de la vida de los dos.
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